sábado, 19 de septiembre de 2015

EL REY DAVID 2






SAÚL TIENE CELOS DE DAVID

Cuando David volvió de matar al filisteo, salieron todas las mujeres de todas las ciudades de Israel cantando y danzando, para recibir al rey Saúl, con panderos, con cánticos de alegría y con instrumento de música .Y cantaban las mujeres que danzaban, y decían:
Saúl hirió a sus miles,
y David a sus diez miles.
Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho. y dijo: A David dieron diez miles, y a mí miles; no le falta más que el reino. Y desde aquel día Saúl no miró con buenos ojos a David.
Aconteció al otro día, que un espíritu malo de parte de Dios tomó a Saúl, y él desvariaba en medio de
la casa. David tocaba con su mano como los otros días; y tenía Saúl la lanza en la mano. Y arrojó la lanza, diciendo: Enclavaré a David a la pared. Pero David lo evadió dos veces.
Mas Saúl estaba temeroso de David, por cuanto Jehová estaba con él, y se había apartado de Saúl; por lo cual Saúl lo alejó de sí, y le hizo jefe de mil; y salía y entraba delante del pueblo.
Y David se conducía prudentemente en todos sus asuntos, y Jehová estaba con él.(1 S 18:6 al 14)





SAUL PROCURA MATAR A DAVID

Habló Saúl a Jonatán su hijo, y a todos sus siervos, para que matasen a David; pero Jonatán dió aviso a David, diciendo: Saúl mi padre procura matarte; por tanto cuidate hasta la mañana, y estate en lugar oculto y escóndete. Y yo saldré y estaré junto a mi padre en el campo donde esrés; y hablaré de ti a mi padre, y te haré saber lo que haya.
Y Jonatán habló bien de David a Saúl su padre, y le dijo: No peque el rey contra su siervo David, porque ninguna cosa ha cometido contra ti, y por que sus obras han sido muy buenas para contigo;n pues tomó su vida en su mano, y mató al filisteo, y Jehová dió gran salvación a todo Israel. Tu lo viste y te alegraste; ¿por qué, pues, pecarás contra la sangre inocente, matando a David sin causa?
Y escuchó Saúl la voz de Jonatán, y juró Saúl: Vive Jehová, que no morirá.
Y llamó Jonatán a Davis, y le declaró todas estas palabras: y él mismo trajo a David a Saúl, y estuvo delante de él como antes. Después hubo de nuevo guerra; y salió David y peleó contra los filisteos, y los irió con gran estrago, y huyeron delante de él.
Y el espíritu malo de parte de Jehová vino sobre Saúl; y estando sentado en su casa tenía una lanza a mano, mientras David estaba tocando. Y Saúl procuró enclavar a David con la lanza a la pared, pero él se apartó de delante de Saúl, el cual hirió con la lanza en la pared; y David huyó, y escapó aquella noche. Saúl envió luego mensajeros a casa de David para que lo vigilasen, y lo matasen a la mañana. Mas Mical su mujer avisó a David y descolgó Mical a David por una ventana; y él se fué y huyó, y escapó.
Huyó, pues, David, y escapó, y vino a Samuel en Ramá, y le dijo todo lo que Saúl había hecho con él. Y él y Samuel se fueron y moraron en Naiot.(1 S 19:1 al 12-18)




AMISTAD DE DAVID Y JONATÁN

Después David huyó de Naiot en Ramá, y vino delante de Jonatán, y dijo: ¿Qué he hecho yo? ¿Cual es mi maldad, o cuál mi pecado contra mi padre, para que busque mi vida?
El le dijo: En ninguna manera; no morirás. He aquí que mi padre ninguna cosa hará, grande ni pequeña, que no me la descubra; ¿por qué, pues, me ha de encubrir mi padre este asunto? No será así.
Y David volvió a jurar diciendo: Tu padre sabe claramente que yo he hallado gracia delante de tus ojos, y dirá: No sepa esto Jonatán, para que no se entristezca; y ciertamente, vive Jehová, y vive tu alma, que apenas hay un paso entre mí y la muerte.
Y Jonatán dijo a David: Vete en paz, porque ambos hemos jurado por el nombre de Jehová, diciendo: Jehová esté entre tú y yo, entre tu descendencia y mi descendencia, para siempre. Y él se levantó y se fue: y Jonatán entró en la ciudad. (1S 20:1-2-3-42)






DAVID HUYE DE SAÚL

Vino David a Nob, al sacerdote Ahimelec; y se sorprendió Ahimelec de su encuentro, y le dijo: ¿Cómo vienes tú sólo, y nadie contigo? Y respondió David al sacerdote Ahimelec: El rey me encomendó un asunto, y me dijo: Nadie sepa cosa alguna del asunto a que te envío, y lo que te encomendado; y yo le señalé a los criados un cierto lugar.
Ahora, pues, ¿qué tienes a mano? Dame cinco panes, o lo que tengas.
El sacerdote respondió a David y dijo: No tengo pan común a mano, solamente tengo pan sagrado; pero lo daré si los criados se han guardado a lo menos de mujeres.
Y David le respondió al sacerdote, y le dijo: En verdad las mujeres han estado lejos de nosotros ayer y anteayer; cuando yo salí, ya los vasos de los jóvenes eran santos, aunque el viaje es profano; ¿cuánto más no serán santos hoy sus vasos?
Y estaba allí aquel día detenido delante de Jehová uno de los siervos de Saúl, cuyo nombre era Doeg, edomita, el principal de los pastores de Saúl.
Y David dijo a Ahimelec: ¿No tienes aquí a mano lanza o espada? Porque no tomé en mi mano mi espada ni mis armas, por cuanto la orden del rey era apremiante.
Y el sacerdote respondió: La espada de Goliat el filisteo, al que tú venciste en el valle de Ela, está aquí envuelta en un velo detrás de efod; si quieres tomarla, tómala; porque aquí no hay otra sino esa. Y dijo David: ninguna como ella; dámela.
Y levantándose David aquel día, huyó de la presencia de Saúl, y se fué a Aquis rey de Gat. Y los siervos de Aquis le dijeron: ¿No es éste David, el rey de la tierra?  ¿no es éste de quien cantaban en las danzas, diciendo: Hirió Saúl a sus miles,
                                  Y David a sus diez miles?
Y David puso en su corazón estas palabras, y tuvo gran temor de Aquis rey de Gat. Y cambió su forma de comportarse delante de ellos, y se fingió loco entre ellos, y escribía en las portadas de las puertas, y dejaba caer la saliba por su barba.
Y dijo Aquis a sus siervos: He aquí, veis que este hombre es demente; ¿por qué lo habeís traído a mí? ¿Acaso me faltan locos, para que hayáis traído a éste que hiciese de loco delante de mí? ¿Había de entrar éste en mi casa? (1 S 21:1 al 15)




Yéndose luego David de allí, huyó a la cueva de Adulam; y cuando sus hermanos y toda la casa de su padre lo supieron, vinieron allí a él.
Y se juntaron con él todos los afligidos, y todo el que estaba endeudado, y todos los que se hallaban en amargura de espíritu, y fué hecho jefe de ellos; y tuvo consigo como cuatrocientos hombres.
Y se fue David de allí a Mizpa de Moab, y dijo al rey de Moab: Yo te ruego que mi padre y mi madre estén con vosotros, hasta que sepa lo que Dios hará de mí. Los trajo, pues, a la presencia del rey de Moab, y habitaron con él todo el tiempo que David estuvo en el lugar fuerte.
Pero el profeta Gad dijo a David: No te estés en este lugar fuerte; anda y vete a tierra de Judá. Y David se fué, y vino al bosque de Haret. (/1 S 22:1 al 5)


SAÚL MATA A LOS SACERDOTES DE NOB

Oyó Saúl que se sabía de David y de los que estaban con él. Y Saúl estaba sentado en Gabaa, debajo de un tamarisco sobre un alto; y tenía su lanza en su mano, y todos sus siervos estaban alrededor de él.
Entonces Doeg edomita, que era el principal de los siervos de Saúl, respondió y dijo: Yo ví al hijo de Isaí que vino a Nob, a Ahimelec hijo de Ahitob, el cual consultó por él a Jehová y le dió provisiones, y también le dió la espada de Goliat el filisteo.
Y el rey envió por el sacerdote Ahimelec hijo de Ahitob, y por toda la casa de su padre, los sacerdotes que estaban en Nob; y todos vinieron al rey.
Y Saú le dijo: Oye ahora, hijp de Ahitob. Y él dijo: Heme aquí, Señor mío.
Y le dijo Saú: ¿Por qué habéis conspirado contra mí, tú  y el hijo de Isaí, cuando le diste pan y espada, y consultaste por él a Dios, para que se levantase contra mí y me acechase, como lo hace hoy día?
Entonced Ahimelec respondió al rey, y dijo: ¿Y quién entre todos tus siervos es tan fiel como David, yerno también del rey, que sirve a tus órdenes y es ilustre en tu casa? ¿He comenzado yo desde hoy a consultar por él a Dios? Lejos sea de m í; no culpe el rey de cosa alguna a su siervo, ni a toda la casa de mi padre; porque tu siervo ninguna cosa sabe de este asunto, grande ni pequeña.
Y el rey dijo: Sin duda morirás, Ahimelec, tú y toda la casa de tu padre.
Entonces dijo el rey a la gente de su guardia que estaba alrededor de él: Volveos y matad a los sacerdote de Jehová; porque también la mano de ellos está con David, pues sabiendo ellos que huía, no me lo descubrieron. Pero los siervos del rey no quisieron extender sus manos para matar a los sacerdotes de Jehová.
Entonces el rey dijo a Doeg: Vuelve tú, y arremete contra los sacerdotes. Y se volvió Doeg el edomita y acometió a los sacerdotes, y mató en aquel día a ochenta y cinco varones que vestían efod de lino.
Y a Nob, ciudad de los sacerdotes, hirió a filo de espada; así a hombres como a mujeres, niños hasta los pechos, bueyes, asnos y ovejas, todo lo hirió a filo de espada.
Pero un de los hijos de Ahimelec, que se llamaba Abiatar, escapó, y huyó trás David. Y Abiatar dió aviso a David de como Saúl había dado muerte a los sacerdotes de Jehová.
Y dijo David a Abiatar: Yo he ocasionado la muerte a todas las personas de la casa de tu padre.
Quédate conmigo, no temas; quién buscare mi vida, buscará también la tuya; pues conmigo estarás a salvo. (1 S 22:6 al 23)