lunes, 9 de noviembre de 2015

JOSÉ HIJO DE JACOB-4



JACOB Y SU FAMILIA EN EGIPTO

Salíó Israel con todo lo que tenía, y vino a Beerseba, y ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac.
Y habló Dios a Israel en visiones de noche, y dijo: Jacob, Jacob. Y el respondió: Heme aquí.
Y dijo: Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas de descender a Egipto. porque allí yo haré de ti una gran nación. Yo descenderé contigo a Egipto, y yo también te haré volver; y la mano de José cerrará tus ojos.
Y se levantó Jacob de Beerseba; y tomaron los hijos de Israel a su padre Jacob, y a sus niños, y a sus mujeres, en los carros que Faraón había enviado para llevarlos. Y tomaron sus ganados, y sus bienes que habían adquirido en la tierra de Canaán, y vinieron a Egipto, Jacob y toda su descendencia consigo. Y los hijos de José, que le nacieron en Egipto, dos personas. Todas las persona de la casa de Jacob, que entraron en Egipto, fueron setentas.
Y José unció su carro y vino a recibir a Israel su padre en Gosén; y se manifestó a él, y se echó sobre su cuello, y lloró largamente.
José dijo a sus hermanos, y a la casa de su padre: Subiré y lo haré saber a Faraón, y le diré: Mis hermanos y la casa de mi padre, que estaban en la tierra de Canaán, han venido a mi. Y los hombres son pastores de ovejas, porque son hombres ganaderos; y han traído sus ovejas y sus vacas, y todo lo que tenían. ((Gn 46:1 al 6-27 al 32)



Vino José y lo hizo saber a Faraón. Y de los postreros de sus hermanos tomó cinco varones, y los presentó delante de Faraón.
Y Faraón dijo a sus hermanos: ¿cuál es vuestro oficio? Y ellos respondieron: pastores de ovejas son tus siervos, así nosotros como nuestros padres. Dijeron además a Faraón: Para morar en esta tierra hemos venido; porque no hay pasto para las ovejas de tus siervos, pues el hambre es grave en la tierra de Canaán; por tanto, te rogamos ahora que permitas que habiten tus siervos en la tierra de Gosén.
Entonces Faraón habló a José, diciendo: Tu padre y tus hermanos han venido a ti, la tierra de Egipto delante de ti está; en lo mejor de la tierra haz habitar a tu padre y a tus hermanos; habiten en la tierra de Gosén; y si entiendes que hay entre ellos hombres capaces, ponlos por mayorales del ganado mío.
Y alimentaba José a su padre y a sus hermanos, y a toda la casa de su padre, con pan, según el número de los hijos. (Gn 47:1 al 6-11-12)


Y recogió José todo el dinero que había en la tierra de Egipto y el la tierra de Canaán, por los alimentos que de él compraban; y metió José el dinero en casa de Faraón. Entonces compró José toda la tierra de Egipto para Faraón; pues los egipcios vendieron cada uno sus tierras, porque se agravó el hambre sobre ellos; y la tierra vino a ser de Faraón.
Y José dijo al pueblo: He aquí os he comprado hoy, a vosotros y a vuestra tierra, para Faraón; ved aquí semilla, y sembraréis la tierra. De los frutos daréis el quinto a Faraón, y las cuatro partes serán vuestras para sembrar la tierra, y para vuestro mantenimiento, y de los que están en vuestras casas, y para que coman vuestros niños.
Entonces José lo puso por ley sobre la tierra de Egipto, señalando para el Faraón el quinto.
Y vivió Jacob en la tierra de Egipto diecisiete años; y fueron los días de Jacob, los años de su vida, ciento cuarenta años. (Gn 47:14-20 al 28)



MUERTE DE JACOB

Sucedió después de estas cosas que dijeron a José: He aquí tu padre está enfermo. Y él tomó consigo a sus dos hijos, Manasés y Efraín.
Y se le hizo saber a Jacob, entonces se esforzó Israel, y se sentó sobre la cama, y dijo a José: El Dios Omnipotente me apareció en luz en la tierra de Canaán, y me bendijo, y me dijo: He aquí yo te haré crecer, y te multiplicaré, y te pondré por estirpe de naciones; y daré esta tierra a tu descendencia después de ti por heredad perpetua.
Y ahora tus dos hijos Efraín y Manasés, míos son ; como Rubén y Simeón, míos serán. Y los que después de ellos has engendrado, serán tuyos; por el nombre de sus hermanos serán llamados en sus heredades.
Y cuando acabó Jacob de dar mandamientos a sus hijos, encogió sus pies en la cama, y expiró, y fue reunido con sus padres.
Entonces se echó José sobre el rostro de su padre, y lloró sobre él, y lo beso. Y mandó José a sus siervos los médicos que embalsamasen a su padre.
Y se cumplieron cuarenta días y lo lloraron los egipcios setentas días. Y pasados los días de luto, habló José a los de la casa de Faraón, diciendo: Si he hallado ahora gracia en vuestros ojos, os ruego que habléis en oídos de Faraón diciendo: Mi padre me hizo jurar que lo sepultase en la tierra de Canaán; ruego , pues, que vaya yo ahora y sepulte a mi padre, y volveré.
Y Faraón dijo: Vé, y sepulta a tu padre, como él te hizo jurar. Entonces José subió para sepultara su padre; y subieron con él todos los siervos de Faraón, los ancianos de su casa, y todos los anciano de la tierra de Egipto, y toda la casa de José, y sus hermanos, y la casa de su padre; y carros y gente de a caballo , y se hizo un escuadrón muy grande. Y llegaron hasta la era de Atad, y endecharon allí con grande y muy triste lamentación; y José hizo a su padre duelo por siete días.
Y volvió José a Egipto, y todos los que subieron con él, después que lo hubo sepultado.
(Gn 48:1 al 6-49:33-50:1 al 10-14)



MUERTE DE JOSÉ

Viendo los hermanos de José que su padre era muerto, dijeron: Quizá nos aborrece José, y nos dará el pago de todo el mal que le hicimos. Vinieron sus hermanos y se postraron delante de él, y dijeron: henos aquí por siervos tuyos.
Y les respondió José: No temáis; ¿acaso estoy yo en lugar de Dios? Vosotros pensasteis mal contra i, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo.
Ahora, pues, no tengáis miedo; yo os sustentaré a vosotros, y a vuestros hijos. Así los consoló, y les habló al corazón.
Y habitó José en Egipto, él y la casa de su padre; y vivió José ciento diez años. Y José dijo a sus hermanos: Yo voy a morir; mas Dios ciertamente os visitará, y os hará subir de esta tierra a la tierra que juró a Abraham, a Isaac y a Jacob.
Y murió José a la edad de ciento diez años; y lo embalsamaron , y fue puesto en un ataúd en Egipto.
(Gn 50: 15 al 26)






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