viernes, 15 de mayo de 2015

´CONFIANZA


"A los catorce años del rey Ezequías, subió Senaquerib rey de Asiria contra todas las ciudades fortificadas de Judá y las tomó.
Y les dijo el Rabsaces: Decid ahora a Ezequías: Así dice el gran rey de Asiria: ¿Que confianza es esta en que te apoyas? He aquí que confías en este báculo de caña cascada, en Egipto, en el cual si alguno  se apoyare, se le entrará por la mano y la traspasará. Tal es Faraón rey de Egipto para todos los que en él confían. Y si me decís: Nosotros confiamos en Jehová nuestro Dios, ¿no es éste aquel cuyo lugares altos y altares ha quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: Delante de este altar adoraréis en Jerusalén?
Entonces el Rabsaces se puso en pie y clamó a gran voz en lengua de Judá, y habló diciendo: Oíd la palabra del gran rey, el rey de Asiria. Así a dicho el rey: no os engañe Ezequías, porque no os podrá librar de mi mano. Y no os haga Ezequías confiar en Jehová, diciendo: ciertamente nos librará Jehová, y esta ciudad no será entregada en mano del rey de Asiria. No escuchéis a Ezequías, porque así dice el rey de Asiria: Haced conmigo paz, y salid a mí, y coma cada uno de su vid y de su higuera y beba cada uno de las aguas de su pozo.
¿Acaso alguno de los dioses de las naciones ha librado su tierra de la mano del rey de Asiria? Pero el pueblo calló, y no le respondió palabra; porque había mandamiento del rey, el cual había dicho: no le respondáis. (2 R 18:13-19-21-22-28 al 31-33-36)
Cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestidos y se cubrió de cilicio, y entró en la casa de Jehová.
Y envió a Eliaquim mayordomo, a Sebna escriba y a los ancianos de los sacerdotes, cubiertos de cilicio, al profeta Isaías hijo de Amóz. Vinieron pues los siervos del rey Ezequías a Isaías.
E Isaías les respondió: Así diréis a vuestro señor: Así ha dicho Jehová: No temas por las palabras que has oído, con las cuales me han blafesmado los siervos del rey de Asiria.
He aquí pondré yo en él un espíritu, y oirá rumor, y volverá a su tierra; y haré que en su tierra. Y regresando el Rabsaces, halló al rey de Asiria combatiendo contra Libna; porque oyó que se había ido de Laquis. Y oyó decir que Tirhaca rey de Etiopía había salido para hacerle guerra. Entonces volvió él y envió embajadores a Ezequías, diciendo: Así diréis a Ezequías rey de Judá: No te engañe tu Dios en quien tú confías, para decir: Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria. He aquí tú has oído lo que han hecho los reyes de Asiria a todas las tierras, destruyéndolas; ¿y escaparás tú?
Y tomó Ezequías las cartas de mano de los embajadores; y después que las hubo leído, subió a la casa de Jehová, y las extendió Ezequías delante de Jehová.
Y oró Ezequías delante de Jehová, diciendo: Jehová Dios de Israel, que moras entre los querubines, sólo tú eres Dios de todos los reinos de la tierra. Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; oye las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente.
Ahora, pues, oh Jehová Dios nuestro, sálvanos, te ruego, de su mano, para que sepen todos los reinos de la tierra que sólo tú, Jehová, eres Dios.
Entonces Isaías hijo de Amoz envió a decir a Ezequías: Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: lo que me pediste acerca de Senaquerib rey de Asiria, he oído.
Por tanto, así dice Jehová acerca del rey de Asiria: no entrará en esta ciudad, ni echará saeta en ella; ni vendrá delante de ella con escudo, ni levantará contra ella baluarte. Por el mismo camino que vino, volverá, y no entrará en esta ciudad, dice Jehová.
Porque yo ampararé esta ciudad para salvarla, por amor a mí mismo, y por amor a David mi siervo.
Y aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehová, y mató en el campamento de los asirios a ciento ochenta y cinco mil. Entonces Senaquerib rey de Asiria se fue, y volvió a Nínive, donde se quedó. Y aconteció que mientras él adoraba en el templo de Nisroc su dios, Adramelec y Sarezer, sus hijos lo hirieron a espada, y huyeron a tierra de Ararat. (2 R 19:1-2-5 al 11-14-15-16-19-20-32 al 37)

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